viernes, 12 de agosto de 2011

DEBATE: Sobre los Principios Revolucionarios del Proletariado VIII

Acontinuación un documento enviado por los compañeros del Grupo Comunista Internacionalista en respuesta al documento del GEC, donde exponen su posición crítica a la base del llamamiento a la unidad.

Estimados compañeros.
Recientemente tuvimos ocasión de leer el llamamiento que en su día lanzasteis para la unidad de los revolucionarios, así como las recientes aportaciones críticas que los compañeros “proletarios salvajes” han realizado.
Para nosotros todo lo que tiene que ver con el proceso de unificación y centralización de las luchas proletarias es un tema fundamental y prioritario para la comunidad de lucha y queremos dejar unos comentarios críticos.
Ante todo saludamos vuestra tentativa de romper con el sectarismo y la reivindicación que hacéis de asumir las necesidades de las luchas, de romper la separación grupo a grupo, de asumir esfuerzos entre compañeros, de actuar de forma centralizada. Es vital luchar contra la lógica de la separación de la burguesía que penetra en los proletarios, en sus estructuras, fomentando el aislamiento y la atomización. Hoy, el desarrollo de la lucha de clases, el desarrollo del proletariado como fuerza, que se empieza a materializar en la reemergencia de sus luchas a nivel masivo en todos lados, posibilita hacer saltar en pedazos toda esta política de sectas. El proletariado tiende en momentos como los actuales a destruir el aislamiento, superar los restringidos marcos de los grupos, a desarrollar el asociacionismo y asumir la centralización del movimiento. Hoy, que estamos en la puerta de entrada de una nueva fase de lucha tras décadas de contrarrevolución y pese a las terribles debilidades que acarreamos, se vuelve a sentir la necesidad de la centralización internacional. Grupos proletarios de diversos países y regiones actúan ya en este sentido, asumen ya la tarea enorme que será llevada a cabo por miles de cuadros revolucionarios, de centralizar la comunidad de lucha,... Nuestro grupo, en tanto que expresión de la comunidad de lucha proletaria y su tendencia a centralizarse mundialmente, nunca escatimó ni escatimará esfuerzos en este sentido. De hecho nuestra propia existencia responde a esa necesidad para la constitución del proletariado en clase, y por tanto en partido. Por eso nosotros siempre hemos asumido este trabajo, este proceso de centralización.
En todo este proceso y en todas las tentativas por coordinar, unificar y centralizar las luchas de nuestra clase siempre hemos defendido que todo esfuerzo por la centralización de las minorías comunistas, en tanto que sectores más decididos, más combativos y más conscientes de las luchas, solo pueden partir de las necesidades de las luchas, de asumir las tareas que el movimiento exige, de coordinar todos los esfuerzos clasistas. Solo en este marco es posible la centralización internacional del proletariado. Como decimos al final de la tesis 56 de nuestras tesis programáticas:
“[...] Dada las condiciones de las cuales emerge esa comunidad de acción revolucionaria, luego de décadas de contrarrevolución, hoy resulta, más evidente que nunca que la misma es una comunidad práctica de necesidades e intereses proletarios afirmados en el enfrentamiento contra el capital, y cristalizados en la acción de minorías de vanguardia, mucho antes de ser una comunidad de consciencia (incluso en lo que respecta a estas minorías). La organización, la centralización de esa comunidad, que se irá afirmando en base a la coordinación de la acción contra el capital (que se desarrolla hoy en forma inorganizada), se contrapone entonces necesariamente con todo tipo de criterios de demarcación ideológica y es y será una demarcación eminentemente práctica, de lucha. [...]”
Por eso estamos totalmente de acuerdo cuando decís que “es necesario que las minorías revolucionarias busquen el trabajo organizado, la unidad en los esfuerzos, en base a una plataforma de acción e intervención en la lucha real de nuestra clase (sin dejar de lado el esclarecimiento mediante el debate)”. Si bien no estamos de acuerdo en la utilización del término intervención para referirse a la actuación de las minorías comunistas en el seno de las luchas de nuestra clase, por todo lo que conlleva, pues hace referencia a una actuación que viene desde el exterior, cuando las minorías comunistas actúan como parte de la lucha, de la clase, y no intervienen. Al margen de esto pensamos que ahí está la clave de la centralización de la lucha, y en concreto de las minorías comunistas -algo inseparable-: centralizarse en base a asumir las necesidades y tareas de las luchas, centralizarse a partir de unos ejes prácticos (lo que llamáis plataforma de acción). Y es en este cuadro en el que tiene cabida la discusión, la elaboración de criterios cada vez más demarcatorios que delimiten cada vez de forma más profunda la revolución y la contrarrevolución.
Sin embargo parece que vuestra propuesta entra contradicción con esa intención que adelantáis. Pese a que mostráis esa tentativa de asumir la centralización en base a “una plataforma de acción”, el desarrollo de la propuesta va por otro lado. En lugar de fijar esos ejes de acción, esa “plataforma de acción”, como fundamento de la propuesta, se ponen en su lugar “unos principios políticos”. Y compañeros, ese es precisamente uno de los caminos que desarticulan las tentativas de centralización. Se pone en bandeja la transformación de toda tentativa real de reagrupamiento de revolucionarios y abre la puerta de entrada a fuerzas que nada tienen que ver con la luchas sino con el mundo de las ideas. Cuando los ejes de acción, cuando la coordinación real de nuestra práctica es dejada de lado para discutir en primer lugar de principios, ponemos el puente para que los oportunistas y los ideólogos tomen el protagonismo esterilizando la tentativa de asociacionismo proletario. En lugar de tomar como base una confluencia práctica se toma como base una declaración de principios.
Cuando decís “Compañeros, hemos visto muchos llamamientos a la unidad, muchos llamamientos a los grupos que se hacen llamar revolucionarios, comunistas y clasistas… es hora de que esto sea una realidad” no hacéis más que reflejar esa realidad que criticamos. Esos llamamientos, esos encuentros de revolucionarios que finalmente para lo único que sirven es para quemar las energías de compañeros que realmente pujan por la estructuración de la lucha, esas espectaculares “preparaciones del partido” que se quedan en discusiones de salón, no responden más que a ese mundo de las ideas, de los principios y no al de la lucha y sus necesidades. No parten de la lucha, no parten de las tareas y de su centralización, parten de principios, de ideas que quieren amoldar las luchas. Por eso se quedan en nada, o lo que es peor, por eso se crean estructuras que en lugar de ser un espacio de reagrupamiento de revolucionarios y centralización de las luchas es un espacio para su liquidación, y por eso algunos compañeros denunciamos esas seudotentativas, Llamamientos así compañeros hay a decenas, pero nada tienen que ver con las propuestas concretas de centralización. De compañeros que asumen la coordinación de las tareas revolucionarias como base del desarrollo de la unificación del proletariado. Recientemente hemos leído también otra propuesta de centralización por parte de “tentativaxx” en la que vemos también que su eje no responde a articulaciones prácticas, sino a principios a los que “basta con dar el visto bueno para comenzar”.
Con esto queremos subrayar el peligro que se corre dirigiéndose hacia esa dirección. No queremos decir que no se requieran una serie de criterios demarcatorios que limiten la entrada de nuestros enemigos, que no haya que discutir... Por supuesto que se necesitan criterios que delimiten en lo posible la entrada de nuestros enemigos en todo proceso de estructuración. Pero siempre partiendo de asumir la centralización de las luchas y no al revés. De hecho es así, asumiendo conjuntamente la práctica que realizábamos por separado algunos grupos y militantes como se corta la entrada a la mayoría de oportunistas y pseudorevolucionarios cuya práctica está ausente de la lucha real de nuestra clase. Nosotros siempre hemos defendido que lo que realmente garantiza la delimitación entre la revolución y la contrarrevolución es la práctica, asumir o no asumir las tareas y necesidades de nuestra clase. Y eso es lo que echamos de menos precisamente en esta propuesta, la columna vertebral de toda propuesta de reagrupamiento de revolucionarios, el punto de inicio de toda tentativa de centralización: unos ejes prácticos que aborden precisamente las necesidades de las luchas, que asuman las tareas de las luchas, y que en base a ellos concretemos el reagrupamiento. De ahí la contradicción que vemos en vuestras intenciones y el desarrollo que hacéis en la propuesta. Sin unos ejes prácticos de articulación todo queda en el vacío, se abre la puerta de par en par al teoricismo, al tertulianismo. La propuesta de centralización entonces pasa a ser una propuesta de debate apartada del terreno del combate de clase en la que las necesidades y tareas de las luchas, en la que la propia centralización, desaparece.
No es con “principios” como se constituirá un polo de reagrupamiento de revolucionarios, no es así como las luchas se centralizan. La centralización es el resultado de la confluencia práctica, de la estructuración colectiva de esa práctica, se trata de que asumamos conjuntamente, de forma coordinada lo que ya asumíamos de forma separada. Entonces el “eje sobre el que apoyarse” no puede ser otro que la de asumir conjuntamente las necesidades y tareas de las luchas de nuestra clase. Una “propuesta abierta” puede englobarse en esa dinámica de centralización, pero siempre que su punto sea precisamente asumir esas necesidades. Sin partir de unos ejes prácticos, sin reivindicar como primer criterio ciertas tareas a asumir conjuntamente en ese proceso de centralización se está esquivando precisamente la sustancia de todo esto, la centralización de las luchas. Los criterios de demarcación, de “filtración”, lo que vosotros llamáis principios, solo valen partiendo precisamente de esa base, de la base de asumir las tareas de las luchas.
Para terminar, subrayar nuevamente que ningún “principio político”, ningún criterio ideológico será nunca la base sobre la que se desarrolle la unidad del proletariado. Por el contrario la base será siempre la organización y centralización de la lucha proletaria. La internacional, el partido, se prefigura hoy en la práctica de un conjunto de minorías proletarias no centralizadas -salvo pequeñas excepciones- que en su lucha vuelven a repropiarse del programa comunista, vuelven a situarse en la línea histórica de la revolución. Es en la coordinación y en la centralización de la práctica de esas minorías donde asienta toda su esencia el proceso de unificación del proletariado. Y es ahí donde tiene sentido la discusión, la formalización de una serie de criterios que de forma cada vez más clara irán delimitando la revolución y la contrarrevolución.
Por todo lo dicho es lógico, y entenderéis, que nuestra crítica no entre en la valoración de los “principios políticos” que invitáis a criticar. La crítica al propio marco de la propuesta, a la propia dinámica de la que parte es aquí lo fundamental y por eso hemos considerado que era lo que había que abordar. Lo otro, criticar esos puntos, es entrar en un terreno que consideramos, tal y como hemos desarrollado, que por el momento no sirve para impulsar la unificación de la lucha proletaria ni para avanzar en la ruptura del aislamiento entre las minorías comunistas.
Por el momento esto es todo compañeros. Nuestra mano está tendida para asumir juntos esfuerzos y tareas para la centralización internacional de las luchas. Toda esta crítica de vuestro llamamiento va en ese sentido.
Esperamos vuestra respuesta.
Niko por el GCI

DEBATE: Sobre los Principios Revolucionarios del Proletariado VII

Aquí una réplica de los compañeros de Tentativa XXI (República Dominicana)

Saludos!
Compañer@s!
Acabamos de efectuar una primera lectura del Manifiesto por la Unidad de Revolucionari@s y queremos felicitarle por tan hermosa iniciativa.  Su intención es debatir públicamente algunas cuestiones del movimiento comunista internacional en el que estamos dispuestos a participar y contribuir para que las minorías comunistas podamos producir un avance revolucionario.  En el mismo tocan lo que para nosotros es una tarea urgente: debatir y divulgar la Onda Proletaria que se expande por el Magreb y el Norte de África.  También, comentan la participación del los Partidos "Comunistas" en la elecciones, y al igual que nosotros se oponen tajantemente.  En ese sentido, consideramos que el abstencionismo histórico y el sabotaje de las elecciones son parte del centralismo orgánico que alberga los ejes programáticos de la revolución comunista hoy, pues los debates y las rupturas efectuadas durante la existencia de la Tercera Internacional permitieron afirmar esa y otras cuestiones, por ejemplo el problema de la guerra capitalista y su transformación en guerra social, son temas que marcaron toda una época en la vida de la Internacional.... En fin, ustedes asumen algunas posiciones, y omiten otras, que para nosotros es de mucha preocupación, es decir no expresan con claridad la determinación de todas las contradicciones del capital a partir del antagonismo entre la burguesía y el proletariado, la dicotomía guerra capitalista/revolución comunista no se plantea con la potencia requerida, como única alternativa para superar los antagonismos del capital mundial.  Las expresiones que usan para evaluar la situación actual tiende a reproducir el discurso de la izquierda de la burguesía....Esas contradicciones y antagonismos, competencia entre fracciones del capital por el control del mercado y el Estado, traen con sigo la destrucción de capital y sus fuerzas productivas, guerra que también tiene la intención de destruir al proletariado.  Consideramos que esa ha sido siempre la dinámica de la lucha de clases desde siempre.  Así las cosas, tenemos que preguntar:
¿Cuáles son los ejes programáticos que tienen que normar la articulación del plan político de construcción partidaria que ustedes proponen?
La respuesta no es nada fácil pues no se puede festinar una cuestión tan seria y compleja como lo es la construcción de la Internacional.  Creemos que podríamos dar un paso en ese sentido si producimos un avance revolucionario, asumiendo y desarrollando la ruptura teórica producida por las minorías revolucionarias en el nivel internacional.  Coincidimos en afirmar que las minorías "hemos acumulado una estola de fracasos", y que revertir los mismos "no podrá lograrse por arte de magia o por acción espontanea.  Es una tarea y responsabilidad que tenemos que asumir consciente de sus dificultades y posibilidades".  Esperamos que podamos continuar intercambiando documentos y debatiendo los contenidos históricos del primer Manifiesto del Partido Comunista y el nivel actual de la lucha de clases.  Un paso en la construcción del Partido Comunista seria efectivo si asumimos el abstencionismo histórico y a partir de nuestras posibilidades sabotear las elecciones.  La cuestión del abstencionismo histórico está determinada por los ejes programáticos del programa comunista hoy, lo que debemos debatir y evaluar es nuestra condición para la acción directa contra las elecciones, determinar las posibilidades de nuestras fuerzas para desatar de manera coordinada una ataque proletario contra el aparato electoral.  Con esa intención es que nos gustaría debatir con ustedes esa posibilidad, llegar a formalizar acuerdos en ese sentido, para llevar a efecto un ataque generalizado contra las elecciones.  Ahora bien, Debe la debilidad política del proletariado determinar acuerdos con sectores de clase no-proletarios?  Con fracciones de capital fuera de la gestión del Estado?  Consideramos que la importancia de su Manifiesto radica en la intención de "clarificar públicamente nuestras diferencias y convergencias en debate franco con sectores que reconocen tales propósitos". 
Conocer y debatir los contenidos del Manifiesto por la Unidad de los Revolucionari@s permite a la masa proletaria que está despertando, la nueva generación proletaria que está reclamando mejores condiciones para vivir mejor, empleo para no reventar de hambre, orientar sus acciones, focalizar las mismas contra el enemigo de clase.  Hay otra generación de la masa de ciudadanos que ha estado atrapada en las estructuras a la derecha e izquierda del capital que están dejando las mismas para asumir la acción directa contra todo lo que nos destruye.  Las acciones contra la Convención Republicana en los Estados Unidos, las acciones contra las estructuras de la "izquierda" en el marco de la batalla proletaria en Grecia, para solo citar dos ejemplos, son una muestra de lo que tiene que hacer el proletariado en Santo Domingo si quiere liberarse del yugo del capital.  Y ese es el papel que tiene que jugar una organización de vanguardia:  organizar, planificar y estructurar la acción directa del proletariado con la intención de superar la división de la sociedad en clases sociales, donde una ejerce su dictadura sobre la otra.  Se trata de iniciar nuestra evaluación de la correlación de fuerzas entre las clases a partir de la determinación de todas las contradicciones por el antagonismo burguesía/proletariado, que posibilita deslindar los campos, entender, coordinar correctamente y focalizar los ataques contra el enemigo histórico.
¿Por que luchamos los comunistas?
Consideramos que los comunistas luchan para terminar con los abusos históricos que ha cometido y continua cometiendo la burguesía mundial al proletariado. La competencia capitalista trae con ella la destrucción de fracciones y sus fuerzas productivas, enviando a las filas del proletariado a sus integrantes.  En estos momentos luchamos por coordinar y generalizar nuestras acciones, elaborar un plan de acción con la intención de aparecer como fuerza proletaria autónoma, como estructura revolucionaria para atacar sorpresivamente al enemigo de clase.  En ese sentido asumimos la tarea de debatir y divulgar las virtudes y debilidades de la Onda Proletaria en el Magreb y el Norte de África...
En el lenguaje usado durante toda la redacción del Manifiesto el proletariado aparece diluido en "pueblos insurrectos" y otras categorías burguesas donde el proletariado aparece diluido, liquidado como clase revolucionaria...
Nos gustaría señalar lo que nosotros consideramos otra limitación del Manifiesto, pues consideramos que el proletariado no debe limitar sus acciones a atacar y "conquistar la dirección del Estado y gobernar."  De lo que se trata es de abolir la máquina de dominación de clase.  Lo que ha estado sucediendo en América Latina desde la experiencia cubana ilustra perfectamente lo que estamos diciendo.  Nuestra debilidad política posibilita la derrota del proletariado, permite a la burguesía mundial desviar las rebeliones proletarias hacia la izquierda del capital.  En ese sentido las luchas proletarias "contra el trujillato y sus remanentes en los años 60...", muestran las acciones de un proletariado que no logró reconocerse como clase revolucionaria; por eso la burguesía mundial logra desviar las luchas y liquidarlas en el Estado.  Dicho de otra manera, el proletariado no se reconoce como clase revolucionaria, actuando y destruyendo la economía nacional y el aparato militar, lo cual posibilita a la burguesía mundial liquidar las acciones proletarias en el Estado, salvando su esencia.
En cuanto a la guerra de abril de 1965, consideramos que la misma tuvo una esencia capitalista y el proletariado fue usado como base y carne de cañón de las facciones en pugna.  Las debilidades políticas del período anterior fueran arrastradas, reproducidas, pues no se efectuó una ruptura teórica con toda la política de la social democracia.  Aun así, consideramos que las acciones proletarias contra los cuarteles deben ser rescatadas y formar parte del plan de acción que ustedes proponen.  Hay que señalar que el Movimiento Popular Dominicano (MPD) planteó que esa no era nuestra guerra; y en efecto no lo era.  Pero el MPD, como vanguardia reformista no pudo arrastrar a la masa proletaria para generalizar la misma y convertirla en guerra social contra las facciones en pugna.  El resto de la historia ustedes la conocen....El proletariado aparece efímeramente en la batalla del puente duarte y sus energías son canalizadas y encuadradas en los Comandos para luchar por la vuelta a la Constitución de 1963.  Así se produjo, para refrendar la derrota militar, el Acuerdo de Reconciliación Nacional.  En otras palabras, reconocemos el papel decisivo de la dirección revolucionaria, pero otorgamos el papel determinante que desató la guerra civil al no-reconocimiento del proletariado como clase revolucionaria...
Ustedes saben que la emancipación del proletariado tiene que ser su propia obra.  Por eso reiteramos que con ella se abre un proceso de abolición de las clases, de destrucción de la sociedad y del Estado mundial de la burguesía.  Así las cosas, es evidente que hay que acelerar los trabajos para superar nuestra debilidad política.  Esta debilidad política se observó en el ataque contra el Ejercito de Libya en la ciudad de Benghazi, nuestros hermanos de clase destruyeron ese objetivo pero acciones similares no se produjeron simultáneamente en otras ciudades, entonces el capital desata la guerra civil.  Ahora hay que transformar la guerra civil en guerra revolucionaria contra ambas facciones en competencia.  En otras palabras, el proletariado se organiza en Partido Internacional para generalizar sus luchas, para actuar como clase revolucionaria con la intención de imponer el modo de producción comunista, y ese proceso está en pañales.
Una verdadera revolución proletaria destruye los pilares del modo de producción capitalista desde el inicio.  Por ejemplo, el poder del enemigo reside en la economía nacional y su aparato militar.  La dictadura el capital se impone con la fuerza del Estado y se  reproduce por un sistema de relaciones sociales y de producción, del trabajo asalariado, que es lo que hay que destruir desde el inicio de las acciones clase contra clase.  La economía nacional tiene que ser sustituida por un régimen económico comunal, por la Comuna y las Fuerzas Armadas por un Ejército Insurreccional, por el armamento universal de todo el proletariado.  Desde nuestro punto de vista, esos son los ejes que posibilitan "construir la dirección revolucionaria del proletariado que sintetice las dos centurias del lucha del proletariado...contra el capitalismo...", como ustedes plantean.
Para que nuestra acción sea revolucionaria necesita de una condición: efectuar una ruptura teórica profunda con todas las formas oficiales del "marxismo", desde que las mismas ya forman parte de la totalidad social capitalista.  Entrar en acuerdos con esta corriente burguesa significa mantenernos en el reino del capital.  Sin embargo, valoramos su intención de debatir públicamente con esta corriente burguesa la política electoral; aunque sería más conveniente desarrollar las acciones del grupo "vota por ninguno".  Ver que posibilidad existe que formen parte de un plan de acción para sabotear las próximas elecciones.   
La acción directa contra la propiedad privada durante 1917-1918 en la antigua Unión Soviética fueron desautorizadas por el Estado "Socialista" y el decreto firmado por el propio Lenin.  Durante el VIII Congreso del Partido Bolchevique tuvo que admitir que los soviets y otras estructuras de acción directa contra la propiedad privada ya no eran órganos de los obreros sino para ellos, con lo que abiertamente se admitía la derrota de la tentativa de Octubre de 1917, desde entonces se comenzó a fusilar en masa.
Aun así, en 1918, al ver la burguesía que el proletariado mundial continuaba luchando por la dictadura del proletariado para imponer el modo de producción comunista, decide invadir territorio soviético e imponer acuerdos que terminaron liquidando la Ola de Acción Proletaria Internacional más prolongada de la historia en 1923.  Es esa derrota la que nos permite la posibilidad de no cometer los mismos errores, la falta de ruptura teórica con la política social demócrata.  A partir de esa experiencia consideramos que hay que debatir todo, pero los ejes programáticos que alberga el centralismo orgánico determinan las acciones del partido en el proceso de construcción de una "dirección revolucionaria del proletariado....", como ustedes plantean.
La división de las minorías revolucionarias es una debilidad política que hay que superar para enfrentar con efectividad los ataques permanentes del capital.  Superar esa debilidad política requiere, como ustedes plantean debatir las bases programáticas de la unidad, con la intención de producir un verdadero avance revolucionario.  Por ejemplo, a partir de la derrota del proletariado internacional en el periodo 1917-1923 hoy se impone la discusión de las limitaciones del concepto dictadura del proletariado para abolir el trabajo asalariado, términos que no aparecen en su Manifiesto.  Por eso consideramos que el debate franco y abierto tiene que incluir una discusión profunda de la dictadura social del proletariado para abolir el trabajo asalariado.  Son cuestiones que no solo interesan a los militantes en el movimiento comunista.  En la historia de nuestra clase desde antes de la Comuna de París de 1871, y con mas claridad a partir de la derrota de la tentativa revolucionaria del período 1917-1923, aparecen las minorías revolucionarias luchando contra la izquierda de la burguesía, contra la liberación nacional, contra el "nacionalismo revolucionario", contra la Patria y la República.  Advertían sobre la urgencia de efectuar un rompimiento con esta facción "radical" de la social democracia.  Esas minorías comunistas continuaron luchando por la revolución proletaria mundial, defendiendo el carácter mundial de la revolución comunista, por imponer el modo de producción comunista en el nivel internacional....unificando criterios y llegando a acuerdos, como la Propuesta de 1986 desde el Uruguay, a todos los que luchan por la revolución proletaria mundial.  Estos y otros ejes programáticos están ausentes en su Manifiesto, por lo que sugerimos que sean incluidos en su llamado al debate público y polémica interna del movimiento comunista para mejorar su contenido.
La debilidad que ustedes señalan en la Onda Proletaria que se expande en el Magreb y por el Norte de África y que atribuyen a "la ausencia de dirección revolucionaria", debe ser igualmente debatida como parte de la tarea de divulgar y expandir la rebelión proletaria en esa región.  Sin embargo, les proponemos que consideren la posibilidad de analizar el proceso a partir de las condiciones impuestas al proletariado por la burguesía mundial.  Atrapado por casi 100 años en estructuras que no les pertenecen, entonces no se reconocía como clase revolucionaria... y que valoren que han sido los golpes permanentes del capital que lo ha empujado a tomar las calles contra todas las estructuras que lo mantuvieron atado.  En otras palabras, la salida que está efectuando el proletariado tiene las caracteristas del período contrarrevolucionario impuesto por el capital mundial.  El proletariado está saliendo a reclamar su espacio como clase autónoma y, desde luego, trae aparejado las características del proceso: falta de reconocimiento de su potencia como clase revolucionaria.  Las minorías revolucionarias siempre han estado presentes en los conatos de insurrección, en las acciones directas, pero la masa proletaria no respondía como lo está haciendo hoy.  Aun así  consideramos que el movimiento internacional del proletariado está en pañales, lo que posibilita que la burguesía mundial pueda imponer su facción "radical", como sucedió en 1959 en Cuba y recientemente en Venezuela.
Camaradas, la política de la burguesía es desviar las luchas reivindicativas, asumirlas para liquidarlas en el Estado.  Los Sindicatos y otras estructuras sirven perfectamente ese propósito.  En ese sentido, consideramos correcto que ustedes asuman la tarea de "ayudar a la unidad de estos sectores de base" que reclaman vivir mejor.  Sin embargo, hay que recordar que las minorías revolucionarias en el nivel internacional, hace tiempo que rompieron con la política sindical y han estado proponiendo otras estructuras que superan el Sindicato, para el enfrentamiento clase contra clase.  Por eso le recordábamos que el centralismo orgánico debe determinar nuestro plan de acción.  A partir del mismo podemos decir que en Santo Domingo se requiere de una Coordinadora Revolucionaria ( o como ustedes les quieran llamar) para levantar un movimiento radical, una acción de clase con la intención de conquistar el poder.  Esa seria una acción imporante de nuestro partido en esta isla del Caribe.  En ese sentido estamos en la mejor disposición de participar activamente en la preparación y participación de los debates que ustedes proponen, para contribuir en la organización, planificación y estructuración del proletariado como clase revolucionaria.  Se trata de prepararnos para destruir la economía nacional y su aparato militar, es decir imponer un plan económico directamente social, que resuelva inmediatamente los abusos históricos cometidos por la  burguesía contra el proletariado y poner el avance revolucionario logrado  al servicio de la revolución comunista.  En otras palabras, lo que está en el orden del día es la revolución comunista, la dictadura social del proletariado para abolir el trabajo asalariado.  En ese sentido y para producir un avance revolucionario, nos gustaría que consideren incluir en el debate:
*Abstencionismo histórico y Acción callejera.
*Destruir o reformar la economía nacional y el aparato militar.
* Régimen Económico Comunal y Ejercito Insurreccional Internacionalista como estructuras económica y militar del modo de producción comunista.
*Coordinadora Revolucionaria: herramienta para preparar la insurrección proletaria.
* Núcleo de Trabajadores: órganos de la dictadura social del proletariado.
Finalmente, queremos reiterar nuestro apoyo al debate público e interno del movimiento comunista,  y esperamos que la comunicación entre nosotros sea lo más fluida posible.
Con saludos revolucionarios,
Tentativa XXI

viernes, 22 de julio de 2011

DEBATE: Sobre los Principios Revolucionarios del Proletariado VI


Aquí una respuesta a los últimos textos de parte del c. Khan (Perú)

Saludos:
A título personal en este nuevo espacio que ante todo nos permite poder esclarecernos en la situación mundial actual en que nuestra clase confronta a la burguesía de la manera más agresiva como consecuencia de la crisis mundial del capital. Mientras escribo estas líneas proletarios ¨indignados¨ han vuelto a tomar las calles de España, minorías consecuentes pugnan por contribuir en la formación de asambleas lo que para todos es un indicio de la forma a emprender la lucha para la auto-gestión y la toma de decisiones en la dictadura social del proletariado que vaya a formarse y que al igual que nosotros todos estamos dispuestos a emprender.
Primero, comenzar por algo que pienso inquietaría a cualquier comunista y esto es concebir los movimientos sociales y cualesquiera fenómeno de orden social más aún tratándose de lucha de clases como una ¨pureza¨, los compañeros de “Proletarios Salvajes” hablan que la política es alienante como si todas los fracasos y errores de nuestra clase en el decurso del proceso histórico no hubieses tenido caracteres justamente de orden ¨apolítico¨ o de falta de organización, los dialécticos entendemos que toda forma de lucha en la sociedad de clases y más  aun cuando esta va emprendida del seno de una clase desposeída como el proletariado, está integrada por elementos de orden político, social y económico fundamentalmente y que por tanto las contradicciones de clase se dan sobre este terreno, coincido con los compas de Tentativa XXI cuando mencionan que precisamente son las inconsistencias o debilidades políticas lo que ha llevado a la clase al fracaso, ¡miren pues compas de “Proletarios Salvajes” de qué se trata el apoliticismo cuando vemos que el 15M en España aparentemente puro comienza por contemplar una visión reformista!, la pregunta es ¿por qué?.
Son entonces estas cuestiones capitales la que nos llevan a sacar lecciones y no simples consignas románticas a la que nos tiene acostumbrado la pequeña burguesía ¨socialista¨,  nosotros somos marxistas proletarios no marxólogos y no debemos entender los procesos históricos como simples embates espontáneos concatenados sino la de comprender la dimensión histórico-social, sus condiciones socio-económicas y las condiciones que engendran sus contradicciones cuyo expresión materializada comprende una doble relación social y política. Si entendemos la política como el arte de ¨gobernar a¨ o ¨dirigir a¨, entonces caemos en la terminología alienante de la sociología burguesa, por política los proletarios habremos de hablar de auto-organización, distribución de tareas a nivel práctico-teórico en diversos sectores o ramos de producción, y de las minorías lúcidas que emerjan no por encima sino como parte de la clase obrera habremos de sentar las bases de un partido histórico.
Por otro lado en respuesta al compañero Leons, pienso que la aclaración sobre ¨violencia revolucionaria¨ como un medio me parece muy unilateral. En Arequipa (Perú) un “payaso” maoísta llamado Lora Kam definió a la violencia como ¨la partera de la historia¨ cosa que me remonto a los años en que Dühring creía que el mal humano era su carácter violento haciendo abstracción de su situación social, no es así compañero, la violencia es una manifestación irracional como tantas manifestaciones que emanan de nuestra subjetividad, las luchas no solo van acompañadas de violencia ¨pura´¨ sino comprenden una doble relación es la solidaridad con nuestros hermanos (amor) lo que nos lleva a desatar odio (violencia)  contra los opresores de la burguesía, primero debemos comprender esta sicología dialéctica sino podemos caer en irracionalidad aun cuando tengamos fundamentos una vez presente una situación revolucionaria, la irracionalidad seudo-revolucionaria se contrapone a la racionalidad revolucionaria  y como seres humanos debemos entender de la dialéctica de nuestras emociones, sentimientos y pasiones reflejo de la condición material en la que vivimos.
Así de esta forma expreso mis puntos de vista, pienso debemos zanjar algunos sesgos anti-dialécticos, no hay economicismo puro ni política pura, ni sentimientos puros, etc. Tengamos en cuenta que la comprensión dialéctica no solo debemos llevarla al terreno económico sino a su manifestación socio-política y su repercusión en la sicología social – en el sentido materialista hablo de sociedad de clases- , eso es todo.
Saludos
C. Khan

DEBATE: Sobre los Principios Revolucionarios del Proletariado V

Respuesta de los “Proletarios Salvajes” a los compas de Tentativa XXI.

Compañerxs,
Gracias por responder, pero programáticamente discrepamos por completo de su respuesta. 
¿Por qué la revolución proletaria no impone un "régimen económico comunal", un "plan económico social" y/o un "un modo de producción" o una "economía" comunistas? ¿Por qué el comunismo no es una nueva economía, un nuevo modo de producción ni un nuevo régimen?
Porque la sociedad capitalista se basa, entre otras cosas, en la separación y alienación (reificación, si se prefiere) de la praxis humana, que es originalmente humana o total. ¿Cómo la separa? En "instancias" o "esferas": por un lado la economía, por otro lado la política, la cultura, la sexualidad, la ciencia, el arte, etc., etc. En el capitalismo, concretamente, la esfera o instancia dominante es la economía en tanto esfera separada/alienada de la producción material de la vida, es decir que el capitalismo se basa, en este sentido, en la alienación economicista (al decir del antiguo Grupo Praxis). La "determinación en última instancia" de la economía sobre el resto de esferas o sobre la "superestructura" o el "determinismo económico" no son más que expresiones de la alienación economicista, porque en este caso la historia no la hace la humanidad sino un fetiche llamado capital (o "fetichismo de la mercancía", si se prefiere). Y la historia de la sociedad de clases y fetiches en realidad es, en palabras de Marx, "la prehistoria de la humanidad" con la cual precisamente acaba el comunismo. 
Como sabemos, sobre la base de la propiedad privada y la esclavitud asalariada (históricamente impuestas por y vigiladas por el terrorismo estatal), el capitalismo produce mercancías para obtener ganancias y acumular capital, no produce valores de uso para satisfacer las necesidades humanas. Y esto no es otra cosa que la dictadura de la mercancía, del dinero, de la tasa de ganancia, del capital: en fin, no es otra cosa que la dictadura de la economía sobre la humanidad (y la naturaleza). Es decir, la alienación economicista o el fetichismo mercantil son la dictadura de la economía o la dictadura del capital. 
Por lo tanto, para el movimiento comunista histórico, no se trata de gestionar de un modo "obrero" y "revolucionario" la dictadura de la economía o del capital, sino de abolirla revolucionariamente mediante la dictadura social del proletariado. Marx dice claramente que la revolución proletaria será una revolución social o total y no una revolución política o parcial (como ha sido toda revolución burguesa o toda contrarrevolución capitalista-burocrática). Lo mismo se aplica para la economía. Nuestra revolución no será una revolución económica (ni política), sino que más bien abolirá la economía en tanto alienación economicista o dictadura de la economía.  Obviamente para vivir los humanos necesitamos la producción material, por lo cual ésta no se abolirá sino que se revolucionará: concretamente, se revolucionará el qué y el cómo producir las condiciones y medios para vivir; ya no se producirá mercancías para producirle ganancias al capital bajo condiciones de propiedad privada, mercado y salarios, sino que produciremos de manera libre y asociada, según nuestras capacidades y, sobre todo, para satisfacer nuestras reales necesidades humanas, además que esta actividad no estará separada ni alienada del resto de actividades humanas, del resto de la vida (lo cual, dicho sea de paso, nos transformará antropológica y ontológicamente también). 
En este sentido, el comunismo es, por un lado, la dictadura de las necesidades humanas sobre la dictadura de la economía; y, por otro lado, la reunificación/reconciliación de la humanidad consigo misma, de su propia actividad vital o praxis que la hace a ella y al mundo.  
Hablar de "economía comunista" es como decir café descafeinado o abuelita virgen. Es una contradicción real y en los términos. Es imposible. El comunismo es antagónico a la economía, o sea al capitalismo. Plantear un "plan económico social" o un "régimen económico comunal" es plantear solamente una reforma a la dictadura de la economía, al capitalismo. Es continuidad con el sistema, no ruptura con él. Es, por tanto, un planteamiento todavía socialdemócrata que los proletarios comunistas debemos criticar y romper. ¡Se trata de abolir la maldita dictadura de la economía que nos esclaviza, asfixia y mata día a día, no de reformarla y darle continuidad!
Por lo expuesto, el comunismo es profundamente y en todo sentido antieconómico. La dictadura revolucionaria del proletariado (que, como lo explicitamos en el texto, es revolucionaria porque es social, antiestatal, internacional y autoabolicional) es la dictadura de la humanidad contra y sobre la maldita dictadura de la economía. El comunismo no es, pues, un nuevo modo de producción ni un nuevo régimen o sistema social. Es una comunidad humana real y mundial surgida de la revolución comunista mundial. 
Como dice lúcida y categóricamente Gilles Dauvé: 
"Cualquier definición económica del comunismo sigue estando dentro de la esfera de la economía, esto es, la separación de los momentos de la producción del resto de la vida. El comunismo no es una sociedad que alimentaría adecuadamente al hambriento, cuidaría al enfermo, alojaría al que no tiene casa, etc. No puede basarse en la satisfacción de las necesidades tal como existen hoy o incluso como podríamos imaginarlas en el futuro. El comunismo no produce suficiente para cada cual y lo distribuye equitativamente entre todos. Es un mundo en el que la gente entra en relaciones y en actos que (entre otras cosas) dan como resultado que sean capaces de alimentarse, cuidarse, alojarse... ellos mismos. El comunismo no es una organización social. Es una actividad. Es una comunidad humana."
De igual manera, nosotros ya argumentamos en el texto programático enviado lo siguiente: 
"... el capitalismo se basa en la alienación, separación, explotación y dominación de la praxis humana unitaria o total. Es decir, este sistema consuma la fragmentación de la sociedad en “esferas”, y de los humanos en “roles”, mediante la institución de la división del trabajo, de la “especialización” (y los “especialistas”). Así, mientras la economía es la esfera separada y alienada de la producción material de las condiciones de vida (y la que domina o “sobredetermina” a las demás, lo que se conoce como alienación economicista), la política es la esfera separada y alienada de la decisión sobre la vida, del poder. [...]
De allí también que el movimiento comunista no pretenda crear mediante la “política revolucionaria” una “economía comunista”, un “plan económico social” o un “régimen económico comunal” ni nada que se le parezca (grave error que se puede observar en el programa de la cci y de otras minorías), sino criticar y abolir la economía y la política, el trabajo y el Estado, el sindicato y el partido, y toda forma de alienación, separación, explotación y opresión en general. [...]
En el fondo, esto es así porque el comunismo es la reconciliación de la humanidad consigo misma (y con la naturaleza o el cosmos) aboliendo las clases y los fetiches; es la reunificación y desalienación de todas y cada una de las actividades humanas, de la totalidad de las relaciones, de la praxis y del hombre. La revolución comunista se hace para reapropiarnos y disfrutar de nuestra vida, de sus condiciones, sus actividades y sus frutos, en toda su multidimensionalidad o totalidad… Para que la humanidad vuelva a ser humanidad.
(Es por ello que no se puede pensar y actuar en pos del comunismo bajo los mismos parámetros del capitalismo –economía, política, ideología, o trabajo, Estado, etc.-. El comunismo no es un capitalismo mejor administrado o sin los peores males del capitalismo (¡bazofia socialdemócrata contrarrevolucionaria!). Tampoco es “un nuevo modo de producción” con un “nuevo Estado” (¡otra bazofia socialdemócrata!). El comunismo es la negación, irrupción, ruptura, abolición y superación del capitalismo. El comunismo no solo es una forma histórico-social superior al capitalismo, sino una forma de Ser (de humanidad) profunda, radicalmente distinta y opuesta. Es otro Ser y, por tanto, otro paradigma; un saber otro y antagonista. Existe y se mueve bajo otras lógicas, en este caso, es práctica y teóricamente antieconómico y antipolítico, antimercantil y antiestatal; en suma, anticapitalista, antifetichista o antialienación y antiseparación, tanto en la acción como en el pensamiento. Con esto recordamos, de paso, que la categoría revolucionaria central es la totalidad, así como el antagonismo).
Por otro lado, y como ya hubo de aclararlo Marx (aunque también Bakunin), la revolución proletaria no es una revolución política o parcial, sino una revolución social o total. La revolución burguesa fue –tenía que ser- política. La revolución proletaria será –tendrá que ser- social.
El principio de la política es la voluntad y el poder del Estado. El principio de lo social es la totalidad social de la vida y el ser (o si prefiere, cómo nos relacionamos para vivir). Por tanto, una revolución política solo redistribuye (democráticamente) el poder pero dejando intactas las condiciones de ese poder que nos despoja de controlar nuestras propias vidas. En contraposición a ello, una revolución social abole tales condiciones en pos de la reapropiación y el control sobre nuestras vidas. La revolución política solo cambia una clase dominante por otra, un gobierno por otro, un Estado por otro. Por el contrario, la revolución social suprime revolucionariamente las clases sociales y el Estado. En fin, una revolución política no es revolución, es reforma, y toda reforma es conservadora de lo esencial: del capitalismo, la sociedad de clases y el Estado, de la contrarrevolución. Una revolución política, entonces, es parcial, reformista y contrarrevolucionaria por esencia. La revolución social, muy por el contrario, es una revolución total, integral y radical o no es (“o cambiamos todo y de raíz o nada cambia”). La revolución proletaria es una revolución social, no política ni económica ni cultural.

DEBATE: Sobre los Principios Revolucionarios del Proletariado IV

Aquí una réplica de los compañeros de Tentativa XXI (República Dominicana) a los primeros puntos del documento de “Proletarios Salvajes” (Ecuador).

Saludos Compañeros:
Gracias por enviarnos la versión corregida de "su" documento....pues así se contribuye con la consolidación y avance de la coordinación internacional de nuestras fuerzas para responder a los ataques del capital desde una posición de fuerza.  Estos intercambios fluidos ayudan a resolver la dispersión de la organicidad del movimiento comunista, con la intención de reagruparla en núcleos revolucionarios, embrión de la dictadura social del proletariado, para dirigir la Internacional Comunista y la revolución proletaria mundial, y también de expandir simultáneamente las luchas reivindicativas actuales y enfrentar y derrotar la propuesta del Departamento de Estado asumida por el G-8.
En una primera lectura del texto corregido ustedes dicen que "...el movimiento comunista no (pretende) crear mediante la 'política revolucionaria' una 'economía comunista', un 'plan económico social' o un 'régimen económico comunal' ni nada que se parezca (...), sino criticar y abolir la economía y la política, el trabajo y el Estado, el sindicato y el partido, y toda forma de alienación, separación, explotación y opresión en general".
Existe la posibilidad, independiente de la debilidad política del movimiento comunista, de que el proletariado desate una insurrección exitosa en un país y se mantenga en el poder hasta que llegue la ayuda del proletariado internacional? Nosotros creemos si y sabemos que la revolución comunista es mundial o no lo es!  Ahora bien, el éxito de la insurrección proletaria en este y/o aquel país plantea la cuestión de la necesaria simultaneidad y los desniveles actuales de la lucha de clases, así lo mostró claramente el llamado realizado por nuestros hermanos de clase desde Grecia en el 2008.  Nuestra debilidad política internacional no les permitió ir más lejos.  El embrión de la dictadura social de proletariado que se impone en un país requiere entonces de un régimen económico comunal que nos permita resistir y mantenernos en el poder mientras logramos la nivelación internacional de las luchas proletarias durante el periodo de transición.  Estamos ante un problema teórico complejo que requiebre de mayor elaboración....Se entiende que se trata de una acción violenta contra el capital, con la intención de abolir su naturaleza y el trabajo asalariado.  En ese contexto entendemos la pertinencia del Plan Económico Social, a partir de las condiciones de clase explotada de nuestros hermanos de lucha en todas partes del mundo.
Para entender correctamente nuestra propuesta al debate en curso tenemos que ubicarnos en la dictadura social del proletariado como periodo de transición de un modo de producción a otro, del modo de producción capitalista al modo de producción comunista.  Durante todo ese periodo de destrucción de la política y la economía, inclusive el régimen económico comunal, el proletariado tiene la intención, está obligado a negarse como clase, sin que ello signifique decretar el fin de la lucha de clases.  Se trata de un periodo largo donde la insurrección proletaria exitosa puede y ha sido derrotada, si no se expande simultáneamente a otras latitudes.  Sabemos que ese aspecto de la propuesta tiene una debilidad, encierra un peligro; pero necesitamos una base de sustentación que posibilite el transito a la Comuna, al modo de producción comunista.  Es utópico pensar que en el marco inmundo en que nos encontramos podría ser de otra manera.
En el Comunismo no existen las clases entonces la necesidad histórica de la dictadura social del proletariado "desaparece".  En ese estadio de la humanidad el régimen económico comunal es superado por el modo de producción comunista, que no podemos imponer ahora aunque queramos.  Nosotros no debemos olvidar que la revolución comunista o es mundial o no lo es, como ustedes plantean.  Es decir que tiene que existir un nivel mínimo de reconocimiento de su sujeto histórico, que hoy vuelve a despertar, de saber que es portador de un proyecto revolucionario, negador del capitalismo, y que solo levantándose simultáneamente puede destruir su dictadura.  Y en los niveles actuales el proletariado no se reconoce en las luchas de sus hermanos de clase en otras partes del mundo, aunque ello está cambiando.  Pero, mientras las minorías revolucionarias continuamos trabajando para resolver nuestra debilidad política, sugerimos que cualquier insurrección exitosa imponga un régimen económico comunal que le permita resistir hasta que llegue la ayuda del proletariado internacional.  Esperamos que esta primera respuesta nos permita continuar con el debate comunista.
Con saludos revolucionarios,
tentativa21.blogspot.com

DEBATE: Sobre los Principios Revolucionarios del Proletariado III

En respuesta al primer documento, los compañeros "Proletarios Salvajes" (Ecuador) contribuyen al esclarecimiento con el siguiente texto. Es un documento extenso, por tal motivo pedimos que puedan tomarse el tiempo para leer y reflexionar sobre cada punto que se han desarrollado los compañeros.

COMENTARIOS CRÍTICOS
A “PRINCIPIOS POLITICOS REVOLUCIONARIOS DEL PROLETARIADO” DEL GEC

(NdR: Para facilitar su lectura y evitar confusiones, el texto del GEC lo pondremos a continuación en letra color negro, cursiva y negrita, mientras que nuestros comentarios críticos irán en letra color rojoscuro, sin cursiva y sin negrita)

En primer lugar, estamos de acuerdo en que las minorías revolucionarias deben superar el espíritu de secta y adoptar el espíritu de clase; que deben trabajar con solidaridad y unidad de clase; y, que esto tiene por base material las necesidades concretas del movimiento de lucha emergente de nuestra clase, pero también una plataforma común de principios o la afinidad programática. En pocas palabras, estamos de acuerdo en que la centralización es una necesidad de la lucha proletaria y en que no existe unidad revolucionaria sin principios revolucionarios.

Ahora bien, nuestra crítica compañera y revolucionaria a su “borrador” empieza por el principio, por el nombre mismo que le han puesto. Como se podrá constatar luego, no se trata de criticar solo una palabra (en este caso, “políticos”), sino un concepto, esto es la concepción o significación (de clase) que existe detrás de tal palabra, lo cual no solo es algo teórico sino histórico-práctico.

Los principios revolucionarios del proletariado no son abstractos ni son políticos. No son abstractos porque no son objetos ideales o creaciones puramente intelectuales de un individuo o un grupo de “iluminados”. Son, por el contrario, expresiones o síntesis teóricas de las determinaciones prácticas del antagonismo histórico y mundial entre proletariado y burguesía, entre revolución y contrarrevolución, entre comunismo y capitalismo. Es la lucha histórica y mundial de nuestra clase, sobre todo en las grandes oleadas revolucionarias internacionales donde ha actuado como fuerza histórica revolucionaria o como Partido, la que ha producido el programa comunista, no viceversa. Pero, a la vez, la actividad teórica de los proletarios-comunistas, cuyo eje es la restauración programática y el balance histórico de las luchas proletarias, es parte sustancial de la praxis revolucionaria, puesto que de esa manera se extrae lecciones de las derrotas históricas de nuestra clase para convertirlas en acción -o intervención- revolucionaria en las luchas del presente y del futuro. El programa comunista es un arma teórico-práctica para nuestra clase proletaria, pues sin proyecto revolucionario no hay revolución.

Y no son políticos (ojo) porque la política es la esfera separada y alienada del poder en la sociedad capitalista. De hecho, el capitalismo se basa en la alienación, separación, explotación y dominación de la praxis humana unitaria o total. Es decir, este sistema consuma la fragmentación de la sociedad en “esferas”, y de los humanos en “roles”, mediante la institución de la división del trabajo, de la “especialización” (y los “especialistas”). Así, mientras la economía es la esfera separada y alienada de la producción material de las condiciones de vida (y la que domina o “sobredetermina” a las demás, lo que se conoce como alienación economicista), la política es la esfera separada y alienada de la decisión sobre la vida, del poder.

En el capitalismo, ésta última se cristaliza y adquiere su máxima expresión en el Estado (en tanto capitalista colectivo y monopolio de la violencia y la decisión, es decir en tanto que Mafia), pero también en partidos y sindicatos tanto de derecha como de izquierda. Se condensa, pues, en mediadores o intermediarios de las necesidades y de las luchas, porque de esta manera bloquea la autonomía proletaria (médula de la revolución social proletaria) y, en última instancia, porque así mantiene la explotación/dominación capitalistas.

En este punto no está de más señalar que a la subideología que cree y pretende hacer la revolución desde la política o mediante la política, y por ende mediante los partidos y el Estado, se le conoce como politicismo, y es una derivación ideológica de la socialdemocracia, puesto que no pretende –ni comprende- la abolición total, radical e histórica del capitalismo, sino la modificación de éste mediante la política, por lo tanto, mediante el Estado y, lo que es peor, mediante la administración del Estado.

De allí que el comunismo no es un movimiento político ni a-político. Es un movimiento social anti-político, de crítica y abolición/superación de la política en tanto esfera separada y alienada del poder de y sobre la vida (así como también es antieconómico, en tanto realiza la crítica y la abolición de la economía como esfera separada y alienada/alienante).

De allí también que el movimiento comunista no pretenda crear mediante la “política revolucionaria” una “economía comunista”, un “plan económico social” o un “régimen económico comunal” ni nada que se le parezca (grave error que se puede observar en el programa de la cci y de otras minorías), sino criticar y abolir la economía y la política, el trabajo y el Estado, el sindicato y el partido, y toda forma de alienación, separación, explotación y opresión en general.

De donde se desprende además que el proletariado constituido en “Partido histórico” (Marx) y revolucionario no es un partido político, así como no es política –sino social- su dictadura revolucionaria.

En el fondo, esto es así porque el comunismo es la reconciliación de la humanidad consigo misma (y con la naturaleza o el cosmos) aboliendo las clases y los fetiches; es la reunificación y desalienación de todas y cada una de las actividades humanas, de la totalidad de las relaciones, de la praxis y del hombre. La revolución comunista se hace para reapropiarnos y disfrutar de nuestra vida, de sus condiciones, sus actividades y sus frutos, en toda su multidimensionalidad o totalidad… Para que la humanidad vuelva a ser humanidad.

(Es por ello que no se puede pensar y actuar en pos del comunismo bajo los mismos parámetros del capitalismo –economía, política, ideología, o trabajo, Estado, etc.-. El comunismo no es un capitalismo mejor administrado o sin los peores males del capitalismo (¡bazofia socialdemócrata contrarrevolucionaria!). Tampoco es “un nuevo modo de producción” con un “nuevo Estado” (¡otra bazofia socialdemócrata!). El comunismo es la negación, irrupción, ruptura, abolición y superación del capitalismo. El comunismo no solo es una forma histórico-social superior al capitalismo, sino una forma de Ser (de humanidad) profunda, radicalmente distinta y opuesta. Es otro Ser y, por tanto, otro paradigma; un saber otro y antagonista. Existe y se mueve bajo otras lógicas, en este caso, es práctica y teóricamente antieconómico y antipolítico, antimercantil y antiestatal; en suma, anticapitalista, antifetichista o antialienación y antiseparación, tanto en la acción como en el pensamiento. Con esto recordamos, de paso, que la categoría revolucionaria central es la totalidad, así como el antagonismo).

DEBATE: Sobre los Principios Revolucionarios del Proletariado II

Aquí un documento del compañero Leons (Perú), en respuesta al texto anterior.


12 de Junio de 2011
Estimados compañeros,
Reciban saludos fraternos a la distancia, la tardanza de mi respuesta se debe a algunas dificultades laborales por las que estoy pasando en estos momentos. Bueno, a continuación les envió unos comentarios a la sistematización de los principios revolucionarios del proletariado que desarrollaron.  
Los principios políticos del proletariado no son tesis formuladas por tal o cual teórico revolucionario del proletariado, sino más bien, son las directrices políticas esenciales contenidas en el ser del proletariado en tanto clase exportada y revolucionaria y, expresados a lo largo de su lucha histórica contra el capital y la burguesía. Estos principios políticos históricos se han reafirmado y reafirmaran una y otra vez hasta que las clases sean emancipadas de las cadenas del capital y, consiguientemente, hasta que las clases sociales queden abolidas por completo.
Los principios políticos revolucionarios del proletariado son pues las tendencias históricas y reales del conjunto del proletariado que se expresaron y expresaran en la lucha histórica de éste contra el actual régimen de producción capitalista. Por eso, el movimiento en el que se logran hacer más nítidos y reales estos principios o tendencias históricas del conjunto del proletariado es el comunismo. El comunismo es, pues, el movimiento real del proletariado en el que se reflejan con mayor vigor y claridad los principios políticos revolucionarios del conjunto del proletariado.
Ahora bien, en cuanto a los principios políticos revolucionarios del proletariado que sistematizaron. Considero que algunos de los puntos fijados como principios no corresponden a lo que propiamente podrían ser considerados como tales, sino más bien, a estrategias y posiciones políticas históricas que han ido esclareciéndose y variando en y para la lucha histórica del proletariado. Pero de otro lado, dicha sistematización ofrece, desde ya, la base para la formulación de una plataforma política de una organización comunista en la que no solo estén expresados principios políticos, sino también posiciones políticas respecto a determinadas instituciones burguesas como el parlamento o los sindicatos así como respecto a determinadas teorías de la izquierda del capital como el llamado “socialismo en un solo país”. Es decir, que con dicha sistematización se avanza en el trabajo hacia la formulación de un autentico programa comunista, en base al cual se estructure y erija una autentica organización comunista política proletaria. Es así que en lo referente a vuestra sistematización de principios y posiciones puedo comentar lo siguiente:
1. “Defendemos la teoría científica de la lucha de clases como motor de la historia.” Respecto a este punto considero que la lucha de clases, como motor de la historia, no necesariamente hace alusión a un principio político revolucionario del proletariado, sino más bien a un postulado científico que responde a los intereses históricos del proletariado, o sea, a un postulado científico proletario. Ya que reconocer y comprender la lucha de clases como motor de la historia civilizada, es comprender, primeramente, que la existencia de las clases y sus luchas fueron históricamente necesarias para el desarrollo de las fuerzas productivas, pero también es comprender que la actual lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, entre los propietarios de la fuerza de trabajo y los propietarios del capital, son la ultima relación social de producción basada en los antagonismos de clase; ya que dicha relación de producción no ofrece, actualmente, el terreno a partir del cual puedan desarrollarse libremente las modernas fuerzas productivas materiales como la nanotecnología, la robótica, la biotecnología, etc. Así también, comprender la lucha de clases como motor de la historia civilizada es estar conscientes de la irracionalidad del capital en tanto relación social de producción y de la racionalidad de unas nuevas relaciones sociales de producción basadas en la asociación libre y voluntaria de los hombres, es decir, de unas nuevas relaciones de producción que estructuren un modo de producción superior al capitalismo, el comunismo. Y que el transito del actual y viejo modo de producción capitalista hacia el nuevo modo de producción comunista se ha de realizar a través de la dictadura del proletariado. Respecto a este punto, sobre la lucha de clases, no me queda pues sino recordar a Marx cuando escribió que: “...Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases...”[1]
2. “Defendemos el internacionalismo proletario… por lo tanto se rechaza la “lucha” por la defensa  de alguna patria y del apoyo a la producción nacional y la desviación antiimperialista”. En la formulación de este principio estamos pues completamente de acuerdo, ya que el Internacionalismo proletario ha estado siempre a lo largo de la lucha histórica del proletariado. Y más aun ahora que el capital se ha mundializado, ya que por primera vez en la historia se han creado las condiciones materiales para el nacimiento de un movimiento no solo internacionalista sino internacional propiamente dicho. Lo vemos por ejemplo actualmente en la extensión de las luchas espontaneas del proletariado, y de demás sectores oprimidos, en Europa o Norte de África. Esta dinámica de mundialización del capital y de sus efectos en la vida socia propiamente dicha, a la que la economía oficial ha llamado globalización, nos muestra pues que la futura emancipación de la clase o por lo menos del futuro asalto revolucionario tendrá connotaciones eminentemente internacionales y, por tanto, el internacionalismo proletario se hará mucho más nítido en la consciencia de los explotados. Una vez Engels hizo alusión a este principio internacionalista cuando protesto contra una cofradía burguesa que intentaba embaucar a los obreros europeos de aquel entonces: “¿Y qué queda en pie del internacionalismo del movimiento obrero? ¡La pálida perspectiva, no ya de una futura acción conjunta de los obreros europeos para su emancipación, sino de una futura «fraternidad internacional de los pueblos», de los «Estados Unidos de Europa» de los burgueses de la Liga por la Paz”[2]  Como observamos, el internacionalismo hace alusión a la acción conjunta de los proletarios. Ahora bien, esta acción conjunta en el futuro no solo será internacional sino intercontinental, es decir, es posible que en el futuro el principio del Internacionalismo tome la forma del Mundialismo Proletario.
3. “defendemos la violencia revolucionaria de las masas proletarias y oprimidas como único medio para liberarnos de las cadenas de la esclavitud asalariada impuesta por el capital.” En cuanto a esta posición defendida, si bien es cierto que la violencia revolucionaria de clase es el único medio para la emancipación de la clase en su conjunto, habríamos que meditar si dicha postura del proletariado es un principio político revolucionario de éste o simplemente el único medio. La verdad, y en lo que a mi respecta, considero que si es un principio político revolucionario del proletariado, un principio que no ha sido formulado como tal por las organizaciones revolucionarias del presente o del pasado, un principio que quizá no ha sido formulado como tal pero que sin embargo ha sido y será manifestado por la clase en su conjunto cada vez que esta se atreve a desafiar todo lo existente. Creo pues que la violencia revolucionaria de la clase no solo es un medio para la emancipación de la clase sino el principio latente en ella que no fue formulado como tal. Si la violencia revolucionaria del proletariado hubiera sido comprendida desde un comienzo como un principio revolucionario de éste, es posible que el movimiento comunista no hubiese sufrido tan fuertemente los golpes del reformismo y del oportunismo que vienen desde la Segunda Internacional hasta la actualidad. La violencia revolucionaria de clase, es decir, la fuerza conscientemente radicalizada de la clase en su conjunto, ha sido y será pues la tendencia natural del proletariado a desembarazarse de toda la sociedad existente. Por eso, los comunistas más que ningún otro, incluidos los anarquistas, “consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente.”[3]
4. “Rechazamos las elecciones, el parlamentarismo, el reformismo… al terrorismo, guerrillerismo… izquierda del capitalismo, negamos los Frente Únicos o Populares” En estos rechazos considero que más que expresar un principio revolucionario propiamente dicho se hace alusión a manifestaciones de un principio a saber. La Independencia o autonomía política de clase. Y es que la Independencia política del proletariado implica el rechazo a toda institución, ideología o alianza que supedite al proletariado, directa o indirectamente, a los intereses del capital nacional o extranjero. La Independencia política de clase y mas aun la Autonomía política del proletariado siempre ha señalado pues que la emancipación del proletariado solo puede ser obra del proletariado o como se señalara ya en los estatutos de la Primera Internacional: “la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la propia clase obrera”[4].  
5. “Asumimos que el debate interno y entre los grupos revolucionarios del movimiento comunista internacional es el único medio posible para el esclarecimiento en las posiciones políticas y programáticas que debemos defender y aplicar en el camino hacia el comunismo.” En este punto estamos pues también completamente de acuerdo en que el el debate es un principio revolucionario del proletariado. El debate revolucionario de la clase, es decir, la reflexión colectiva de la clase, es pues la tendencia manifestada de ésta a lo largo de su lucha histórica contra el capital y la burguesía. Así lo encontramos en las discusiones y asambleas abiertas de la Comuna de Paris, en los soviets de 1905 y 1917 en Rusia, en los consejos y asambleas obreras de Italia, Alemania, etc. durante la oleada  revolucionaria de 1917 a 1923 aprox., en las actuales asambleas abiertas en todo en Europa, Norte de África y parte de Asia. El debate de la clase en general y de entre las minorías revolucionarias en particular son pues la directriz por la que podremos seguir profundizando y extendiendo la consciencia revolucionaria de la clase. El debate libre y desprejuiciado es pues el mejor arma contra el aislamiento y el sectarismo.
Ahora bien, considero que el llamamiento que hacen a la unidad y solidaridad política proletaria internacional inspirada y basada en principios políticos revolucionarios del proletariado, es la mejor muestra de la necesidad proletaria para constituir un órgano político proletario (partido) para la lucha internacional organizada del proletariado contra todas las instituciones y coaliciones del capital. Pero sin embargo, habríamos que ver que actualmente, y a pesar de la lucha generalizada y espontanea del proletariado y demás sectores oprimidos a nivel internacional, las diferentes organizaciones y grupos comunistas del medio político proletario internacional aun no solo no se han puesto de acuerdo para iniciar congresos conjuntos para esclarecer y formular un programa y plataforma común para un  eventual partido comunista mundial, sino que ni siquiera han hecho tomas de posición e intervención conjuntas. Por estas razones, el llamamiento que han hecho es posible que no sea respondido como quizá debiera serlo por parte de las organizaciones  y grupos internacionalistas a quienes seguramente se dirigen.
Por otro lado, sabemos que el  estado de letargo revolucionario del proletariado de casi un siglo parece estar comenzándose a cerrar. Luchas masivas internacionalmente simultáneas que no se habían visto desde hace varias décadas comienzan a preocupar a la burguesía mundial, huelgas que tienden a generalizarse a más allá de las fronteras del país donde surgieron, nuevas minorías revolucionarias que empiezan a surgir y entroncarse con las de la generación anterior. ¿Las condiciones subjetivas para un futuro asalto revolucionario del proletariado acaso se están formando? Pues prematuro e incluso algo irresponsable seria afirmar con contundencia que si, pero lo que si sabemos es que estamos entrando en un periodo que nos ofrecerá mejores condiciones para tener una mayor presencia política internacional en y para el conjunto proletariado. Por eso el trabajo de esclarecimiento que estamos realizando considero pues que debe estar encaminado hacia tener una mayor presencia política y de intervención en el seno de nuestra clase. La organización sobre principios y bases programáticas homogéneas para tener una presencia política, planificada y coordinada, en el conjunto del proletariado, ha de ser pues en estos momentos una tareas imperiosa para luchar por la revolución y poner fin a todo este sistema de  producción obsoleto ya históricamente.
Adelante pues compañeros, sigamos en la lucha revolucionaria contra todo el orden existente. La fuerza revolucionaria con la que contamos hoy se extenderá y crecerá en las consciencias y corazones de millones de explotados si hoy sabemos luchar con convicción y consecuencia revolucionaria.
Fraternalmente
Leons



[1] Carta de Marx a Joseph Weydemeyer del 5 de marzo de 1852
[2] Carta de F. Engels a Bebel del 18-28 de marzo de 1875.
[3] Liga de los Comunistas (Marx y Engels): “Manifiesto del Partido Comunista”. Capítulo IV
[4] Estatutos Generales De La Asociación Internacional De Los Trabajadores